Por César
Isaac García Ortiz
En la obra
que Marco Armenta aquí presenta se
vuelve evidente el giro que su producción tomó, por lo menos en esta ocasión,
respecto al cuerpo de trabajo que desarrolló a lo largo del curso. Si bien al
analizar su obra, este último paso puede parecer obvio, no se puede dejar de
notar y resaltar la eliminación del elemento figurativo. La lucha de fuerzas
que se daba en su obra entre figuración y abstracción (lucha que siempre quedó
en tensión) dio paso a una exploración puramente plástica, pareciera que Marco
se decantó por la abstracción y declaró una vía que por ahora se presenta como
la que mejor se adapta a sus intenciones. Aquí se deja a un lado el signo
icónico para que la obra se articule por completo a través del signo plástico,
donde zonas de color, tonalidades, huellas e improntas estructuran el lenguaje
del cuadro. Es a su vez evidente que el plano sintáctico domina la construcción
y análisis de la obra, si bien para realizar el análisis hermenéutico es
necesario ubicar esta obra junto al proceso que la derivo, me parece que es el
mismo autor quien en el acto de eliminar casi a manera de amputación el elemento figurativo, quien marca la pauta
para establecer una distancia diferenciada con el resto del trabajo realizado.
Es por ello que si en el trabajo anteriormente realizado el plano semántico
ocupa un lugar importante y sin lugar a dudas arroja luz sobre la decisión
final sobre esta obra, sería prudente dejar
un tanto de lado la carga de significados que Marco utilizó para
analizar esta nueva obra como punto de partida, como giro no solo formal sino
que me parece también un giro en las intenciones sobre cómo abordar su
producción, sin embargo esto se abordará más adelante. Solo se menciona para
sustentar la decisión de obviar por decirlo de alguna manera, y solo de manera
relativa no totalmente, la relación que existía entre la figuración y una serie
de significados que se articulaban a través de signos icónicos y que
determinaban de manera importante la vía de abordaje a la obra de Marco. Aquí
son las decisiones plásticas quienes toman las riendas de la obra y un análisis
de esta se tiene que basar en dichos signos y en el plano sintáctico que le da
cuerpo.
Es claro que
el tratamiento que esta obra deja por completo es el de la semejanza. Las
referencias icónicas desaparecieron por completo, aun cuando por la carga del
trabajo anterior uno buscaría alguna figura de entre la plasticidad presente,
resulta evidente que no las hay y que la referencia fue pasada por alto. La
mimesis es a su vez inexistente y no parece que dentro de sus intenciones se
encuentre la sustitución ya que el signo plástico no es unívoco y deja abiertas
las puertas para una interpretación muy amplia. Parece que el proceso de
construcción toma relevancia en esta última obra, la lectura se realiza a
través de los gestos de la espátula, la construcción por lo que parecen capas y
zonas diferenciadas de color. Expresivamente el cuadro es un tanto contenido,
si bien se perciben los trazos realizados por la espátula, estos no son
violentos la imagen se articula a través de una serie de pequeños trazos que
parecen ser cuidados y ubicados en una posición estudiada, sino de antemano por
lo menos si a través de una reflexión al momento de la construcción del cuadro.
A su vez se percibe la clara confrontación entre la atmósfera “periférica” y la
concentración central (aunque se carga hacia la derecha) donde se percibe una
continuidad en la paleta que Marco ha utilizado a lo largo del curso. Las
tonalidades pasteles en rosa, amarillo y un gris que se mezcla con esos
colores, enmarca el intenso movimiento de la parte central con tonos en negro,
rojo, óxidos, tierras y un amarillo más intenso aplicado como destellos. Esa
parte central se percibe como de mayor profundidad, a diferencia de la
periferia que se percibe como un plano con algunos destellos de color pero que
frente a la intensidad del centro pierden en fuerza. De esta forma pareciera
que algo irrumpe a través del cuadro. La obra se encuentra llena de sutilezas,
como se mencionó anteriormente no es el acto violento de la espátula lo que
aquí se presenta, sino pequeños movimientos y activaciones de color que
articulan una intrincada red plástica. La mancha más intensa de rojo se
encuentra próxima a una mancha negra que resalta el contraste visual entre
ellas. Estos contrastes dan paso a zonas del cuadro donde aun cuando hay una
confrontación entre varios colores, la paleta se siente suave y esto ayuda a
dar un sentido dinámico y un ritmo específico al cuadro. Existen en la obra
activaciones de intensidad y descansos visuales que permiten a quien mira
seguir una lectura y quedarse por momentos en el lugar que más le convenga. Es
así que se nos presenta una obra estructurada a través de códigos blandos, la lectura queda muy abierta y la
codificación no es univoca
La
composición no es simétrica, si bien pareciera que todo surge del centro, y
esta tensión en la construcción del cuadro lo dota de ritmo y le otorga una
lectura dinámica. La obra presenta una pequeña “salida” en la parte inferior
derecha, sin embargo esta es tan pequeña y los tonos de baja intensidad, que el
cuadro se presenta autocontenido, es decir que la narrativa del cuadro se
articula a través de lo que se encuentra en el cuadro y no nos remite en ningún
momento a un afuera de este.
Las
confrontaciones en la obra de Marco no cesan, si en un principio se enfrentaba
la figuración a la construcción abstracta, en esta última obra se confronta una
atmósfera de calma, la periferia, con un segmento central que no se percibe
como atmósfera sino como acumulación, materialidad y algo muy distinto a la
calma, dados los colores que se utilizan y las fuertes activaciones a las que
están sujetos, resultado de su distribución en ese segmento del cuadro. Se
articula a través de oposiciones la narrativa de la obra, ya se mencionó una,
existe otra que parece estar velada o que secunda a la más evidente y es la del
tratamiento con espátula (muy material) frente a espacios donde los colores se
difuminan y se funden. Desde este somero análisis me parece que se puede
observar que la obra se nos presenta para leerse con detenimiento, se encuentra
cargada de sutilezas que es necesario ir desentrañando y apreciando.
A
continuación paso a desarrollar un análisis
más detallado sobre los mecanismos que estructuran la obra y un análisis
hermenéutico que pueda arrojar luz sobre el lugar que este trabajo ocupa.
Cabe
mencionar que dentro de los tropos, las figuras retóricas que se utilizan en
pintura, Marco se apoyaba de manera considerable en la sinécdoque. Sus cuadros,
a través de los signos icónicos, nos remitían a situaciones y sobre todo a
espacios más amplios de los que presentaba.
Con solo presentar algunas partes del cuerpo y de situaciones que nos
resultan cotidianas, nos podíamos hacer de una idea casi completa de la
situación, y llenábamos los huecos con el contexto cultural al que sus obras
apelaban. Esta forma de operar se
encuentra totalmente ausente en la obra aquí analizada. Como mencioné
anteriormente este es un cuadro autocontenido, las referencias contextuales no
son propiciadas por la construcción misma de la obra. Si bien la lectura de un
cuadro siempre se nutre del contexto que la creó, en una obra puramente
plástica como está el cuadro no busca incitar estas referencias.
La figura
retórica que me parece se encuentra más presente es el oxímoron, la
confrontación entre la paleta periférica y la paleta de la zona central se
encuentran en conflicto, podría decirse que son paletas opuestas y que apelan a
intenciones y sensaciones contradictorias. El cuadro gira alrededor de esta
confrontación de dos paletas que tensan y dinamizan la lectura y construyen la
narración a partir de esa oposición. Si bien es difícil abordar la figura
retórica de la sinestesia, me parece que esta obra nos da elementos para pensar
que se encuentra presente. La paleta periférica de tonos pasteles puede remitir
a sabores, me parece casi imposible no asociar los tonos amarillo con algún
alimento cremoso sabor vainilla. Los tonos de rosa por una asociación remiten a
la fresa. Los tonos en gris que se
esparcen con la espátula parecieran invitar al olor del yeso recién aplicado y
la intrincada red de direcciones y colores que conforman la parte del centro y
centro/derecha del cuadro remiten al ruido, al caos. Un caos visual que dentro del contexto en el que
nos encontramos (la Ciudad de México) me parece que no puede dejar de
remitirnos a sonidos inconexos, no armónicos, en fin el ruido presente en la
ciudad en la que habitamos. Finalmente y de manera poco evidente me parece que
se podría hablar de una aliteración. Existen a lo largo del cuadro una serie de
trazos muy similares realizados con la espátula, trazos cortos que dejan ver el
perfil de la herramienta utilizada que se presentan como pequeñas
intervenciones. Este tratamiento solo se da en algunas zonas, pero me parece
que al momento de analizar la obra con detenimiento se aprecian y se convierten
en signos que articulan la lectura.
De este
primer análisis de la imagen se pueden sacar algunas conclusiones que junto con
el análisis del contexto donde se creó la obra y la manera en la que su autor
la generó, podrán arrojar mayor claridad para su lectura.
El cuadro se
sostiene a través de las tensiones que presenta, la complejidad en la red de
trazos y colores, la forma un tanto errática de algunas de las huellas y el fundir del color en
algunas zonas, juegan como una serie de conflictos en distintos planos de construcción
que alimentan la sensación general de oposición, de juego inacabado. Esta ha
sido una constante en el trabajo de Marco a lo largo del curso, se presenta un
conflicto directo que en todo caso está en el espectador resolver. En la obra
anterior la lectura era dirigida y esto dejaba poco espacio para la apertura de
interpretaciones, en este caso la interpretación se amplió y utilizando el
mismo tratamiento que utilizaba en las obras anteriores para las zonas de
tratamiento abstracto, logra generar una narrativa compleja.
Pareciera
que el conflicto que anteriormente se emplazaba en la transformación que la
tecnología está operando en este momento histórico, se desplazó hacia la
observación de la naturaleza del conflicto, es decir ya no estamos en presencia
de las causas de la lucha sino frente a la lucha en si misma, frente a un
momento de oposición y juego dialéctico que nos presenta la complejidad
derivada de un evento como este. Me parece que la obra es una invitación a lo
abierto, es una invitación al riesgo de aventurar narrativas a través de la
confrontación no determinada. Al comparar esta obra con las anteriores me
parece que el autor tomó una decisión, un riesgo para desplazarse a un
territorio menos definido y un tanto desconocido. Como espectadores me parece
que somos invitados precisamente a ser parte de ese riesgo.
Pasemos
ahora a analizar el contexto del autor que generó la obra. Resulta interesante la referencia que Marco
ha hecho en una comunicación personal a la obra del cineasta David Cronenberg.
La obra de Cronenberg se caracteriza por la presentación de escenarios
distópicos donde la tecnología ha jugado un papel importante en la
configuración de dicho contexto. Resulta esclarecedora la referencia para
explicar la aproximación que Marco realiza a través de la pintura a la forma en
que el teléfono ha reconfigurado las dinámicas sociales. En sus primeros
trabajos se puede observar el mismo escepticismo frente al desarrollo
tecnológico, esto no como una resistencia sin fundamento sino que Marco aborda
una situación que ya estamos viviendo, la alienación a la que los teléfonos
móviles nos han orillado. El trabajo de Marco apunta a la presentación del
conflicto entre la experiencia sensible directa y la experiencia virtual a la
que estamos siendo dirigidos. Pareciera que las atmósferas que Marco presenta
nos lleva al reconocimiento de la pérdida del espacio, o mejor dicho de la
experiencia del espacio tal como la conocíamos. En lugar de que la experiencia
se alimente de los recursos tecnológicos como lo sugieren las prácticas de la
realidad expandida, está llevándose a cabo una sustitución, la experiencia del
espacio se difumina frente a la experiencia virtual. Algo de ello hay también
en las referencias que el autor hace al trabajo de Lipovetsky. Para este autor
se vive una época de espectacularización donde se vive dentro de experiencias
preprogramadas y desde su punto de vista casi siempre permeadas de banalidad y
falta de profundidad. Esta aproximación se puede observar en el trabajo de
Marco, sin embargo en los últimos acercamientos el tratamiento plástico se
volcaba hacia la plasticidad de lo que en ese entonces se percibía como
antítesis de la figuración. En la última obra Marco se enfoca en la composición
abstracta y en la narrativa articulada a través de elementos plásticos. De aquí
se puede conjeturar que el autor esta dando un salto hacia esa nueva
“realidad”, hacia el terreno que anteriormente se enfrentaba como antítesis de
lo humano, y se explora a través de la pintura. La pintura opera aquí como
lente, como instrumento de observación y en ese sentido me parece que el
trabajo de Marco avanza desde un lugar que era familiar, desde un espacio de
seguridad hacia lo desconocido. Así no se está frente al mensaje que el autor
quiere transmitir sino frente a la exploración misma que el autor está
atravesando, se nos invita a participar en esta exploración.
A partir de
estas consideraciones es pertinente continuar el análisis con la figura del
autor que ha creado la obra , sus intenciones, estrategias y con ello cerrar el
círculo hermenéutico que nos dará las pautas necesarias para evaluar el trabajo
que se presenta.
En primer
lugar se abordarán las categorías axiológicas que se manejan en el trabajo.
Estas son parte del contexto cultural en el que el trabajo se inserta y como es
que el autor se adecúa o enfrenta a las directrices que este plantea. En la
categoría morfológica el trabajo se decanta completamente por la abstracción y
se aleja de la figuración que llevaba las riendas en la obra anterior. Es una
obra que se inscribe en la corriente del arte abstracto de mediados del siglo
XX. Marco refiere la influencia de artistas como Ian Francis y Conor
Harrington. Al compara las obras se percibe una cercanía más estrecha con el
trabajo de Ian Francis (por lo menos su trabajo anterior). Sin embargo a partir
de esta última obra se abandona la figuración y la abstracción de Marco resulta
más compleja que la presentada en las obras de Ian Francis. Al abandonar la
figuración, la complejidad narrativa se desplazó hacia la red plástica en la
obra y las cualidades pictóricas del cuadro predominan. De esta forma el cuadro
se puede definir dentro de una tendencia de tratamiento, pero es en la relación
con el cuerpo de obra anterior que la lectura se amplía y las cualidades
formales del cuadro se sitúan en una situación particular.
En cuanto a
la categoría estética, el cuadro no busca crear un choque con el gusto del
espectador. La obra invita a observarla, aún cuando se establece una red
compleja y por momentos la paleta de la zona central genera sensaciones
caóticas, es solo a través del análisis detallado que se llega a ese terreno.
El cuadro concede un poco al espectador para tratar de llamar su atención. En
todo caso me parece que los destellos en rojo operan a manera de llamada, para
que la lectura invite pero no se pase de largo por las concesiones dadas,
existen puntos que generan un contraste a primera vista y que hacen el cuadro
interesante en un primer acercamiento. De esta forma la obra se sitúa en el
campo de un gusto ya probado que se presenta como agradable para el espectador
y que no presenta mayores complicaciones al momento de establecer una
aproximación estética a la obra.
En cuanto a
la categoría tímica la obra se ubica en la zona de euforia; la estructura del
cuadro lo hace dinámico, las tensiones presentes y la complejidad generan
movimiento y aún cuando existen zonas oscuras en el cuadro me parece que podría
describirse como una paleta luminosa ya que aun cuando existen zonas en negro
solo refuerzan la percepción de un conflicto vivo. El cuadro se encuentra lleno
de actividad y las zonas de descanso son generalmente de tonos claros.
Finalmente
en cuanto a la categoría ética podría parecer a primera vista que la
construcción plástica deja a un lado el juicio ético del contexto en que se
inscribe, sin embargo al analizarla junto al cuerpo de trabajo del autor
encontramos asideros de los cuales podemos interpretar la decisión tomada y
tomarla como una decisión ética. Me parece que como mencioné anteriormente el
hecho de que el giro se muestre como la toma de un riesgo en la obra de Marco,
nos propone a su vez un giro en la forma de abordar el conflicto que trata. Si
en los trabajos anteriores se determinaba ya de antemano un juicio sobre el
conflicto tecnológico, aquí se deja el aire suficiente para explorar otra cosa,
para abordar la naturaleza de la lucha y se deja al espectador el espacio
suficiente para que genere su lectura. Como autor me parece que esa es una
decisión ética donde se está replanteando el lugar del creador y el de quien
mira e interpreta la obra.
Desde una
perspectiva general podemos evaluar la obra como atractiva para el espectador,
se generan entradas o códigos de acceso que no resultan problemáticos para
quien mira y el gusto del espectador pareciera que es halagado dado que dentro
de la corriente abstracta este cuadro sigue directrices y estructuras que ya
han sido adoptadas por la sensibilidad estética de la época histórica que
vivimos. Lo interesante se encuentra en que al momento de internarse en la
lectura de la obra uno se encuentra con matices y oposiciones que ya no son tan
fáciles de discernir e interpretar como se pensó en un primer momento. Sin
embargo la oposición y complejidad son vistos desde la euforia de la categoría
tímica y por lo tanto son invitación a adentrarse y vivir la reflexión y
experiencia de exploración en la plasticidad de la obra. De esta forma el
espectador no es confrontado sino invitado.
A partir de
este punto podemos aventurar qué tipo de autor creo la obra analizada.
La
intencionalidad en los primeros trabajos de Marco era muy clara, como autor se
posicionaba y emitía un juicio sobre la situación que abordaba. Este juicio no
era precisamente en términos de bueno o malo sino que percibía un cambio
radical en las relaciones dentro del espacio y lo abordaba de esa manera, sin
concesiones. Sin embargo se comenzaba a notar una evolución en la que lo
figurativo se replegaba y lo abstracto comenzaba a tomar protagonismo.
Finalmente nos presenta esta última obra donde podríamos pensar a primera vista
que dicha intencionalidad se ha perdido. Creo que a la luz del análisis hecho
no solo a esta obra sino al cuerpo de trabajo que desarrollo a lo largo del
curso, sería un error quedarnos con esa impresión. Como se mencionó
anteriormente lo que sucedió es que el conflicto que se anclaba a través de
signos icónicos al contexto del mundo bajo los teléfonos móviles, se desplazó
al conflicto plástico que se autocontiene en el cuadro. Sigue existiendo una
lucha y una oposición, lo que cambió fue la dirección que esta tomaba, pasó de
ser un conflicto referido al problema derivado del avance tecnológico, a la
aproximación a la naturaleza de la oposición desde una perspectiva plástica, es
decir, que la pintura se utiliza como herramienta de búsqueda.
De esta
forma se puede decir que las intenciones de Marco siguen por la misma ruta,
pero ya no trata de presentar el conflicto sino de entenderlo a través del
ejercicio plástico. Marco es un autor con una intencionalidad consciente,
claramente percibe las estrategias que
está utilizando (las oposiciones) y las
intenciones que tiene frente a la exposición de su obra. Me parece que aún
cuando pareciera que la intencionalidad es tácita en su momento figurativo y
esta se va hacia lo implícito en su momento abstracto, al hacer un análisis
cercano a su obra nos damos cuenta de las estrategias que utiliza para
establecer la confrontación, de esta forma me parece que su intencionalidad
sigue siendo tácita, claro, ya no es clara la referencia a la problemática
tecnológica, referencia que nos permitía tejer una narrativa de forma más
sencilla, pero aún así se nos muestra la estrategia de la oposición y la dinámica
que esta propone.
A la luz de
este análisis Marco se ubica en el territorio del autor ideal, es decir un
autor que conoce las estrategias que está utilizando, ha desarrollado un
trabajo donde pone a prueba sus métodos y decisiones plásticas para a partir de
ello, modificar y afinar su trabajo. En todo caso podría decirse también que en
este momento de transición se está pasando al mismo tiempo por la figura del
autor empírico, sin embargo me parece que se puede percibir una idea clara por
su parte de las estrategias a seguir aún cuando se interna en terreno
desconocido. Como autor, Marco sigue en control de sus recursos y los utiliza a
su conveniencia, por ello me parece que de nuevo aun en el momento de
transición se le puede considerar como un autor ideal.
Ahora
pasemos al tipo de lectura que su obra suscita. Cabría hacer de manera somera
un análisis del contexto cultural en el que se inscribe la producción aquí
analizada. Actualmente la tendencia en pintura muestra un retorno a lo
figurativo. En la Ciudad de México como centro de la actividad cultural del
país, esta corriente se torna evidente al visitar las exposiciones que han
tenido lugar en años recientes. La obra de Marco se inscribía en dicha
corriente y buscaba ampliar sus registros a través de la adición del elemento
abstracto. Sin embargo en el transcurso del ejercicio en el taller, se fue
decantando hacia la exploración plástica hasta terminar en la pintura
abstracta. Así, la obra se nos muestra como ubicada a contra corriente del momento
actual de la pintura y es relevante tener esto en mente al evaluarla. La obra
suscitaría en primer término un choque con la tendencia actual. Ubicándonos ya
en la clasificación de las formas de lectura es claro que la falta de
referencias icónicas, la utilización de códigos blandos, etc. deja sin efecto
las lecturas práctica y teórica. La obra no se mueve en el terreno de las
conceptualizaciones ni en el de la llamada a la acción o interacción con la
obra. La lectura estética es la más fuerte en esta pintura, el espectador
responde a los estímulos plásticos, son solo estos los que harán que se quede a
mirar o no, es este el código de acceso a la obra. Como ya se había mencionado,
Marco hace una concesión al espectador a través de una abstracción calmada, que
lo invita para que ya en el momento del análisis se presente como conflicto.
Finalmente también podría decirse que el acercamiento puede ser
mágico-religioso, la abstracción se presta para interpretaciones de este tipo,
dado que las referencias no son icónicas, la dinámica del cuadro puede ser
extrapolada a toda situación que se le asemeje y generalmente se orienta a
cuestiones metafísicas. Sin embargo cierta materialidad en el trazo, la huella
de la espátula y de su trayectoria en el lienzo, nos mantienen dentro de la
obra, no nos es tan fácil escapar a meditaciones fuera del orden de lo físico y
es por ello que la lectura estética es la que predomina.
No encuentro
un momento de quiebre en la obra, la oposición es caótica pero estable, no hay
catástrofe en el lienzo. Por ello no me parece que se fuerce al espectador a
tomar una postura o a ejercer un juicio sobre lo que está observando. Me parece
que lo que esta obra hace es invitar a internarse en el mundo que Marco está
explorando. Invita a pasear por la pintura, a ser parte de los destellos y las
transiciones de color, a ser parte del recorrido y buscar junto al autor la
naturaleza del conflicto que aborda.
Para
concluir este análisis es importante ubicar la obra en el sitio que ocupa en la
producción de Marco para así evaluarla en su justa medida. Esta obra es un
momento de transición en su producción, si bien ha habido evoluciones
anteriores, esta es la más marcada. Como
momento de cambio, no puede ser evaluada sin tener en cuenta todo el proceso
anterior. No podríamos llegar a conclusiones acertadas si analizáramos esta
obra como única muestra de su trabajo.
La obra se
nos presenta como desviación y camino. Se ha dejado un territorio pero aún no
se llega a otro. El trabajo que nos presenta aún no nos puede hablar sobre
todas las inquietudes que Marco aborda en su trabajo, pero ya ha comenzado el
desplazamiento para llegar a ese punto. Es por eso interesante el análisis en
esta etapa de su producción. Se nos ha mostrado un cambio radical que como se
nos presenta en la obra aquí analizada es un paso hacia lo desconocido,
invitación al lugar no familiar. Me parece que esa es la nota fuerte del
trabajo que nos muestra Marco en este momento. Somos invitados y asistimos a un
recorrido por sensaciones estéticas, a una exploración de lo plástico.
Tendríamos que tener presente en todo momento el punto del que se partió y
seguir adelante. Este análisis intenta dar cuenta de ello, intenta establecer
las coordenadas en las que el trabajo se ubica su principio y hacer un eco del
llamado que lo obra misma nos envía.