domingo, 12 de marzo de 2023

Sobre la obra de Abraham Vázquez Rosas

Por Ranfis Suárez Ramos

 

“Me estoy disociando”
Oleo/lienzo
76 x 57 cms.
2022

Para dar cierre al presente semestre, analizaré, utilizando las distintas herramientas de análisis conceptual aprendidas durante el semestre, la obra “Me estoy disociando”, óleo sobre lienzo ejecutado por mi estimado compañero Abraham Vázquez.

Planos semióticos
Desde un punto de vista semiótico, considero que “Me estoy disociando”, es una representación pues funciona mayormente en el plano semántico. Este plano es bastante perceptible en la intención discursiva del autor pues se apropia de distintos signos del mundo significable –uso de códigos visuales tales como “formas, colores, materiales”– estrechamente conectados con la realidad visible. Cielo, nubes, rostros, ojos, bocas, mujer/hombre desnudos, elementos de la realidad objetiva que por convención se han convertido en símbolos para la sociedad. La pieza no deja de poseer también un ligero funcionamiento en el plano sintáctico. Aunque en dicho plano predominan las “connotaciones simbólicas más abstractas”, el tratamiento no tan realista mediante unas pinceladas más bien sueltas lo acercan al plano denotativo.
 
Enfoque conceptual
El acto de aprehender por parte del ser humano está estrechamente ligado a sus circunstancias, a los referentes de su entorno. Y el acto de imitar y copiar ese entorno se convierte en la manera más primaria de conocer la realidad, algo que la pintura, históricamente no ha obviado. Por tanto, conceptualmente, la pieza está enfocada mediante esos actos primarios, pues posee claramente una intención mimética y representacional. 
Desde el plano connotativo se percibe también cierto enfoque procesual. La separación del rostro en la figura central de la pieza –un ser humano con ciertas características andróginas– y su conversión en otra persona –todo ellos en una misma escena– le aporta cierto ambiente cronológico a la escena; hay cierta de periodicidad implícita, de paso del tiempo.

Códigos y signos pictóricos
La pintura dentro del arte en general –quiera o no el emisor/receptor– se comunica con su contexto. Esa comunicación es establecida a través de signos que forman planos significantes (expresión) o planos de significado (contenido); planos que establecen relaciones de comunicación a través de signos pictóricos o plásticos; signos que comunican a través de códigos duros y blandos; significados/ significantes con un mensaje débil o fuerte, fácil o difícil en su interpretación. La pintura analizada posee una presencia de los dos códigos. Al estar cargada mayoritariamente de unidades expresivas y de contenido –tales como el cielo y la figura humana– y estas reflejarse de forma clara y precisa es evidente que predomina en la obra los códigos duros en extremo. La representación de la figura central y su variedad de lecturas e interpretaciones reflejan una delimitación imprecisa de los signos por lo que la obra discursa también a través de un código blando en extremo.

Tropos
En los últimos cinco siglos la pintura y sus artistas más representativos han utilizado el lenguaje retórico para acrecentar y darle un mayor plus a sus discursos. Mediante este lenguaje, comunicado a través de los llamados tropos, los artistas han reemplazado imágenes que van “directo al grano” por otras con un lenguaje “menos literal”.
En el caso de la pieza analizada existe una evidente utilización por parte del autor de dos tropos la metáfora y la alegoría. “Me estoy disociando” es una obra surrealista que discursa, mediante estas figuras retóricas, sobre la compleja naturaleza del ser humano indicando, al menos, dos estados de ánimo y de existencia. La presentación de estos tropos está servido mediante otro elemento retórico: la repetición. El autor clona, duplica el rostro de la figura femenina protagonista de la escena con un evidente interés en enfatizar el que considero es el concepto central reflejado en la obra: la bipolaridad. Concepto que es más que una enfermedad o trastorno mental descrito por la sicología y la siquiatría y que está estrechamente relacionado con la disociación, otro trastorno mental que implica una desconexión entre la mente de una persona y la realidad del momento presente, realidad que según los sicólogos “puede ser externa a la mente, con respecto al mundo que nos rodea; o interna, y entonces la persona se desconecta de su propia actividad mental.” En esta misma cuerda sicológica, el recurso de repetición se sumaría a otro tropo: el énfasis, reflejado este con la utilización del color azul, color que acentúa la bipolaridad al introducir otro trastorno mental secundario: la depresión, trastorno y crisis existencial enfatizada mediante las tonalidades grises presentes en el cielo y en la parte inferior de los rostros.
La oreja de la muchacha tiene un tamaño ligeramente mayor, está lista para la escucha. Aquí podríamos ver otro tropo: la hipérbole. Figura retórica emparejada con otras dos: la perífrasis o circunloquio y la interpenetración adherente pues la imagen presenta una entidad indecisa, posee significados con rasgos de dos (o varios) tipos distintos. ¿Qué busca el autor con este colorido derrotista, lánguido y triste? ¿Sólo explorar el subconsciente del hombre, su compleja naturaleza o esconden estos recursos retóricos un llamado a notar una bisexualidad no declarada del personaje? Otra muestra de ello es un detalle formal que lo evidencia: el rostro duplicado tiene ciertos rasgos masculinos y ese lado no muestra la oreja. ¿No escucha su lado masculino o no tiene necesidad de escuchar? ¿Esa solitaria oreja en el lado más “femenino” de la figura humana habla de relaciones de poder implícitas en una relación de pareja donde quizás predomine el modelo patriarcal?
 
Ranfis Suárez R.

Diciembre 2022
 

Sobre la obra de Ranfis Suárez Ramos

Por Abraham Vázquez Rosas

 

 

El Guanaba


Hablar de abstracción en la pintura es en gran medida hablar de las relaciones sintácticas o denotativas que existen en ella, aunque no es exclusivo abordarla desde este punto de vista, la pintura de la cual hablaremos que lleva por título Guanaba, nos permite ver inicialmente una relación de color que contrapone complementarios, el verde y el rojo funcionan activándose uno con el otro, esta relación cromática es sin lugar a dudas una de las más potentes ya que el rojo cercano a los amarillos es uno de los colores que más rápidamente percibe el ojo humano, y junto al verde este efecto es aumentado brindándole una vibración cromática que resulta siempre atractiva a los sentidos, aunque por su parte cada área extensa de color se ve influida por un segundo color, en el caso del rojo el violeta que es un color secundario, y el verde trabaja con el azul aportando una dinámica de temperatura distinta.
En esta pintura podemos percibir que estamos ante una situación sensorial que bien podría suceder en la naturaleza, el ordenamiento concéntrico en líneas que fluyen al centro de la composición nos pueden remitir a un fragmento orgánico perteneciente a una flor, a un campo de sembradío visto desde las alturas o a las plumas de un ave, y es en este plano semántico de parecidos con ciertas cuestiones orgánicas lo que nos hace familiar el ordenamiento compositivo de la pieza, que pretende romper su estabilidad descentrando el punto donde convergen las líneas pero también de manera cromática, ya que los porcentajes de color en la imagen no son semejantes, aunque tonalmente el contraste no sea tan marcado existe una dinámica de velocidad gracias a las diagonales presentes y a su estructura formada por unidades plásticas básicas como lo es la línea.
Una de las cuestiones que podemos evidenciar en esta pieza con mayor peso es la expresividad intencionada que se logró plasmar en ella, la impronta que nos deja ver la fuerza con la que se aplicaron los trazos de color al igual que la dinámica del trazo nos hacen evidente un estado de ánimo particular del artista al igual que la elección de colores tan saturados, lo poco pulido del gesto nos indican una preponderante manera de ordenar las formas a través de la secuencia de ritmos que podemos encontrar, a la derecha podemos observar una forma parecida a un pez que va repitiéndose en un ritmo secuencial que al mismo tiempo va decreciendo, esto acentúa la dirección de los elementos que se van haciendo pequeños conforme se acercan al centro, pareciendo que caminan en una misma dirección, al mismo tiempo que el amarillo detrás de ellos los ilumina y proyecta sombras alargadas que nos dejan entender un ligero coqueteo con la figuración, una leve insinuación de una escena nocturna que parece representar un éxodo de personajes que transitan con una fuente de luz que les ilumina y proyecta sombras alargadas, pero conforme se acercan a la línea que divide los colores se van extinguiendo, como si no fuera posible que traspasen ese límite.

Los signos pictóricos presentes y predominantes nos hablan también del cómo fue realizada la pieza y la intención de enfatizar el color sobre la forma, todo esto conformado por códigos blandos que la dejan en un terreno inestable que hace énfasis en las pulsiones del autor por trasladar la obra al terreno de lo inasible, lo que solo puede ser apreciado desde la subjetividad de la practica pictórica, dejando de lado signos icónicos del mundo visible, y estaría de más intentar encontrar relaciones precisas sobre lo que estamos observando, ya que se trata de una pieza de naturaleza propia y de relaciones establecidas en su mayoría por la expresividad cromática, así como el ejercicio dibujístico del ritmo como uno de sus elementos principales.
En Resumen, podríamos entender que el análisis de una obra de tal naturaleza como lo es guanaba, si bien nos permite hablar de relaciones sintácticas como lo son el color, la forma, el ritmo, el gesto y textura visual, también podemos encontrar una metáfora visual, al encontrar elementos reconocibles de un paisaje, mismo que se nos permite aproximarnos a una situación que va desdibujando las formas como si se trataran de ecos, o a la aproximación a una vista microscópica de una planta, en ambos casos el vínculo con la naturaleza está presente por medio de los gestos y huellas creados por el autor.
 

Abraham Vázquez Rosas

Diciembre 2022 - PAD