miércoles, 17 de junio de 2009

DONDE SE POSA EL SOL

Obra de Bernardo Soriano Gatica
por
Silvina Ibañez




En el arte hindú, la experiencia estética se relaciona con el éxtasis que deviene de la plenitud espiritual. De allí que esta sea considerada como un camino de autorealización. Su rica simbología es la forma privilegiada de representar la revelación de lo sagrado. En tal sentido la contemplación lleva a profundizar nuestros niveles de conciencia, y se presenta como el camino de acceso a la identificación con el objeto contemplado. El arte entonces, es considerado como un yoga (shilpa yoga) y la meditación (dhyana) su herramienta principal. Mandala es la representación simbólica del mundo y de los seres espirituales que lo estructuran. Sirve como modelo de meditación y como ayuda (yantra) para conseguir concentrarse y meditar.(1)
Bernardo Soriano, es Hare Krishna, y, sin profundizar en las particularidades de su culto, en efecto participa en muchos aspectos de la particular espiritualidad oriental. Gombrich(2) destaca que en las religiones de oriente se enseñaba que no existía nada tan importante como la bien ordenada meditación. Y meditar implica el pensamiento profundo, contemplando desde todos su lados el bien ó pieza que está ante el orante, quien reflexiona acerca de la misma verdad sagrada durante horas sin apartarse de ella. Entonces, como dice Bernardo, se descubre una forma distinta de concientizar el mundo.
Ahora bien, en occidente, hablar en nuestro ambiente de, espíritu, éxtasis y contemplación, nos induce a pensar en un tipo de rama del arte, y es aquella que conocemos como “arte religioso” la cual es menester distinguir del “arte sacro”.
Titus Buckhardt(3), afirmaba que una obra artística, para que sea considerada sacra, no sólo sus temas deben derivar de una verdad espiritual, sino también su lenguaje formal debe expresar el mismo origen. Así los íconos bizantinos, son revelaciones de Dios mismo, a las que se accede a través de la oración preparatoria. El arte religioso, en cambio, comparte la temática pero no necesariamente el ritual en la ejecución y por ende, puede valerse de cualquier modelo profano para vehiculizarse.(tal es el ejemplo de las pinturas religiosas del trescento y cuattrocento italiano).
¿Podríamos ubicar la obra de Bernardo como arte sacro ó religioso? Quizás allí nos topemos con un posible punto de catástrofe. Depende, efectivamente del entorno y de la forma. Esa es mi hipótesis.
La obra que aquí presenta podría participar de la sacralidad en la ejecución, pero podría perderse esa esencia en el registro de video, en el resultado, como tantas veces hemos apuntado en los comentarios de las sesiones. ¿Conseguiríamos transmitir esa esencia en lo que vemos como resultado? He aquí otro quid, para mi muy difícil de responder porque depende de la intención del autor y del espectador ó participante. El contexto podría indicarnos una de tipo consciente tácita, y en el video inconsciente explícita. Por ende, y siguiendo mi hipótesis, creo fundamental el registro de la acción de la pieza de Bernardo.
La espiritualidad, como esencia cualitativa, independiente de la forma es en este caso, la noción griega de eidos. Así como un dogma o una doctrina pueden manifestar de manera adecuada –aunque siempre limitada– una Verdad divina, también una forma sensible puede expresar una verdad o una realidad que trascienda a la vez el plano de las formas sensibles y el del pensa¬miento. Por ende toda forma trasmite una cualidad del ser.
Así, las obras de Bernardo, tienen un carácter fuertemente religioso. Apoyándonos en los códigos de acceso, y corriendo con ventaja, porque sabemos su ideología y práctica espiritual, estas se pueden presentar como prerrogativas, frente a otras realidades, para la comprensión y análisis de su obra.
Sus vías se nos muestran, de las maneras más diversas: desde una especia como la cúrcuma ó un recurso tan noble como el barro y demás elementos que utiliza como vehículos materiales para tangibilizar sus obras. Pero hay algo mas: sus piezas se quieren yantras, y son el resultado de un proceso creativo, ritual y personal que se registra en una pintura cuyas huellas de los recorridos dactilares determinan un territorio casi siempre simétrico. Ese principio de orden podemos detectarlo también en sus obras volumétricas. Y en ella nos detendremos.
Simplemente se sincero.
Esa fue una expresión de Bernardo cuando analizó desde la Axiología la aspiración de sus obras. Y esta no fue la excepción.
La pieza que analizaremos fue realizada en el estudio de mi casa, por iniciativa de nuestro compañero, y consensuada por mí. Sus medidas oscilaron entre los 120 x 370 x 370 y estuvo conformada por todos los elementos que se encontraban en ese espacio. Comenzamos dialogando sobre múltiples temas, se observaron las posibilidades que el entorno nos ofrecía, definimos los roles y comenzamos. Primeramente, Bernardo cambió el eje vertical por uno oblicuo y a partir de allí, simétricamente fue reconfigurando el espacio y realizando la obra cuyo registro, será presentado en video.
En lo personal esta posibilidad de participar en el proceso, de intercambiar ideas y sentir de manera cercana la transformación del ambiente más vivido y usado de mi hogar, me permitió hacer consciente cómo nuestro espacio cotidiano en un proceso, para mi artístico, para Bernardo también ritual, podía serme prácticamente ajeno y entrar en otro canal. ¿Qué había ocurrido con nosotros? Luego pude entender, al observar los registros, que la respuesta más atinada era fundamentalmente que los objetos se habían transformado en bienes.
Cuando revisamos la teoría de los valores, Frondizi nos proponía una figura axiológica como método para valorar un bien: y esta era la cualidad estructural. La estructura, como totalidad que surge de la relación de los miembros que la forman hace participar no solo de la reacción de un sujeto frente a propiedades que se hallan en un objeto, sino que supone una relación real, empírica, de interdependencia con sus partes y en estrecho vínculo con el medio ó situación en la que se desenvuelve. Esto promueve criterios de aplicación de valores, en una situación concreta, prescindiendo de una tabla de valores ó de un orden jerárquico lineal, vertical e inmutable. Eso era lo que estaba ocurriendo en la obra. Como indiscutible estructura simétrica, de ella derivaban múltiples valores que podían percibirse religiosos, cuyos posibles caminos dependen de nosotros.(4)
Bernardo estaba diciendo nuevamente con su práctica, lo que nos leyó en una clase:
Partiendo desde la significación más directa y evidente diré que un valor es aquello que hace que algo tenga importancia. En el caso de los objetos del mundo algunos son más importantes que otros según pues su utilidad. En el caso de las personas su importancia radica en su capacidad de servir. En este sentido, quien tiene mejor capacidad para servir es más importante.(5)
Y el servicio de nuestro colega y su hermosa esposa había sido muy claro: estaban operando el cambio, la transformación de mi cotidiano.
Siguiendo a Mauricio Beuchot(6), y en particular por su visión analógica respecto al icono de Peirce, (el cual se encuentra entre el índice y el símbolo) creo que el método se materializó en el video.
Durante la acción, Bernado estaba en un canal (el trascendente) y yo, operaba en otro: el estético. Esto no es algo, por supuesto, declarado como un principio inflexible. Quiero decir que estábamos en posturas con una cierta dominante. Debido al carácter netamente experiencial de la ejecución de la obra, recién al momento de cotejar los registros, se pudo cristalizar este punto.
El titulo del video y con la aprobación de Bernardo es Donde se posa el sol, y tiene que ver con el modo en que se posa el sol sobre los arboles. Este configura con las luces y sombras, una trama desigual pero a la vez unida por una lógica. Podemos elegir seguir el camino del dibujo de la luz ó bien por las formas de las sombras. Esa fue mi vivencia con la obra. Donde se posa el sol, es entonces, solo un camino posible propuesto por mi lectura. Pero puede haber otros y por ello están disponibles los archivos eliminados en la edición.
Apelando a la sutileza, se omitieron los audios de la filmación y estos fueron reemplazados por una obra muy particular del compositor estonio Arvo Part. Tabula rasa, es una de las piezas medulares del músico quien es considerado un artista minimal, por la condición modulor de sus secuencias ascéticas de sonidos. “Ludus”, el segundo movimiento de la Tabula, se presenta en una notación seriada, recurrente, en la cual cada comienzo se somete a una sutil modificación. Su sonido es, en nuestro caso, la evocación de un mandala. Y, a pesar de su densidad, fue especialmente elegida.
La inquietud planteada en la hipótesis de este artículo, se anclaba en la suposición que la obra de Bernardo podría oscilar entre el arte sacro y religioso dependiendo del contexto y el modo de vehiculización de la experiencia. Efectivamente, el aspecto performático, experiencial, es muy fuerte en el momento de la realización de las piezas, y, de no existir un adecuado registro, esta se pierde y es muy difícil entrar en la lógica de lo trascendente en un contexto cualquiera. Esto no quiere decir que la obra de este artista no pueda ser leída desde lo estético, fenomenológico, relacional, etc. Simplemente considero que y nuevamente apelo a la analogía, entre la propuesta del autor, su contexto y el análisis objetivo de un hermeneuta, pueden presentarse alternativas más flexibles y abiertas que nos permitan enriquecer la vivencia y la lectura de sus resultados. Esa es la razón por la que fue integrada la propuesta de Frondizi. En nuestro caso, nos inclinamos a la realización de este video y la elección del sonido, estuvo dirigida hacia ese mismo territorio: que el espectador pudiese por medio de la integración de lo visual y lo sonoro, acceder a un clima, un territorio que siempre es bueno pisar. A cada uno le toca elegir qué ver donde se posa el sol.
(1) Gabriele Fahr Becker (ed), Arte Asiático, p. 317;
(2) E. Gombrich, La historia del Arte, p. 150;
(3) Titus Buckhardt, Principios y metodos del arte sagrado
(4) R. Frondizi, Qué son los valores?, p.213;
(5) B. Soriano Gatica, Trabajo Práctico sobre los valores;
(6) Mauricio Beuchot, Tratado de Hermenéutica Analógica, p. 189;
BIBLIOGRAFIA.
Beuchot Mauricio, Tratado de Hermenéutica Analogica, Ed. Itaca, México, 2005;
Buckhardt Titus, Principios y Métodos del arte sagrado, Ed. Palma de Mallorca, Madrid, 2000;
Fahr Becker Gabrielle (ed), Arte Asiatico, Konemann, Barcelona, 2006;
Frondizi Risieri, ¿Qué son los valores?, Fondo de Cultura Económica, México, 1958;
Gombrich Ernst, La Historia del Arte, Debate, Madrid, 1995;
Merlo Vicente, Simbolismo en el arte Hindú de la experiencia estética a la experiencia mística, Ed. Biblioteca Nueva, Madrid, 1999.

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