Por Ma. Guadalupe Fernández de Córdova Durán
El propósito de este trabajo es analizar, a partir de los temas abordados en clase durante el semestre, la obra Sin Título de Ilse Ortega Belio.
Sin Título se desarrolla en dos planos distintos, a saber, el plano semántico y el plano sintáctico. La inclusión de la obra en el plano semántico se da debido a que los elementos que usa se refieren a una realidad visible que es esencial para el proceso de significación de la obra. En cuanto al plano sintáctico, éste está presente debido a las distintas relaciones que mantienen los elementos de la obra entre sí, a partir sus cualidades cromáticas y espaciales.
Ahora bien, las unidades expresivas que utiliza Ilse en esta obra son, a saber, el color, la mancha, la cuadrícula y la luz artificial física, no pictórica, proveniente de varios LEDs.
El color se une a la mancha para crear dos figuras humanas y la cama sobre la cual éstas se encuentran. Así, el color y la mancha se presentan, por un lado, como signo icónico debido a su referencialidad y, por el otro lado, se presentan como signo plástico debido, principalmente, a sus características gestuales. En la zona superior izquierda del cuadro el color se una a la cuadrícula. Aquí también dichos elementos fungen en un nivel como signo icónico, ya que dicha cuadrícula hace referencia a las redes de pixeles, y en otro como signo plástico.
En cuanto a la luz proveniente de los LEDs, ésta funciona como signo plástico, ya que ha sido manipulada para que, junto con las zonas que están pintadas y las que no, se produzcan efectos específicos sobre zonas específicas.
A propósito de los rasgos que elabora Julian Bell, en su libro ¿Qué es la pintura?1 , encuentro, en la obra de Ilse, varios de ellos. En primer lugar, se puede identificar con la noción de pintura como expresión, no tanto en el sentido de expresión de sentimientos, sino más bien en el sentido de expresión de una idea. También se puede encontrar la noción de proceso debido a la importancia que tiene el gesto en la obra, específicamente en lo que respecta a las figuras humanas, las cuales se presentan como la impresión de un cuerpo y no como una persona particular.
Finalmente, la obra de Ilse hace uso de varias figuras retóricas para convenir su significado. En primer lugar se encuentra la repetición, la cual se ubica en la cuadrícula presente en gran parte del cuadro. Esta es una repetición continuada y, aunque en este caso parece ser problemático decidir si es limitada o ilimitada, considero que es del tipo ilimitada ya que, debido al tratamiento que se le ha dado, sus límites parecen poco claros, fundiéndose con las figuras hasta cierto punto donde no se puede saber si sigue o no presente.
También se puede apreciar la interpenetración adherente en las zonas donde la cuadrícula parece fundirse con los cuerpos pero sin perderse por completo, sobre todo en la parte central, tanto en el brazo como en la pierna de la figura de la izquierda. En cuanto a la elipsis icónica la encontramos en lo que está ausente de la cama y lo que le rodea.
Por otro lado, podemos encontrar en la luz producida por los LEDs una alusión a la tecnología e incluso, yendo más allá, a la modernidad, lo cual sería encontrar una metonimia del efecto por la causa. Por su parte, cada cuadrado de la retícula nos remite, mediante un salto metafórico (i.e. por semejanza), al pixel, el cual a su vez, a través de la sinécdoque (i.e. la parte por el todo), nos habla de la pantalla y la imagen digital y, por un desplazamiento metonímico similar al de la luz de los LEDs, nos habla de la tecnología.
En cuanto a la sinestesia, ésta aparece de modo triple en esta obra. A pesar del tratamiento gestual de las figuras, éstas son sexualmente explícitas, lo cual provoca una proyección sensorial en el espectador basada en una sinestesia icónica. A su vez ésta es reforzada por el color rosado al centro del cuadro, pero ésta es ya una sinestesia del signo plástico. Igual que la tercera, efectuada por la luz situada detrás, con lo cual además surge una hipérbole de amplificación.
Siguiendo con la luz, pienso que vuelve a tener dicha función hiperbólica en el momento en que refuerza la alusión a la tecnología planteada por la aparición metafórica del pixel.
Por último, hay un aspecto de la obra de Ilse que me parece sumamente interesante. Por un lado las figuras que representa son sexualmente explicitas, lo cual las hace referir en gran medida a la categoría de lo pornográfico. Sin embargo, al darles un tratamiento gestual, en cierta medida se crea una contradicción, más bien un choque, ya que una de las características de dicha categoría es la explicites. Ahora bien, esto no anula el contenido de sus imágenes, más bien distancia un poco a nivel visual esa noción de lo pornográfico pero, a nivel conceptual, la trae de vuelta con más fuerza que una imagen meramente pornográfica.
Intentando encontrar la figura retórica que diera cuenta de lo que acabo de describir, en un primer momento había pensado en la ironía. Sin embargo, pienso que hay algo más allí, por lo cual he decidido que la figura que más conviene es la paradoja, ya que ésta describe la posibilidad de “adentrarnos en un significado más complejo e incisivo.”2
1-Bell, Julian. ¿Qué es la pintura? España: Galaxia Gutemberg, 2001.
2-Carrere, Alberto, José Saborit. Retórica de la Pintura. Madrid: Cátedra, 2000. p. 468.
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