martes, 5 de junio de 2012

Sobre la obra de Susana Aguirre

Por María Guadalupe Fernández de Córdova Durán

 

Susana Aguirre
sin título
(anverso y reverso)
copia fotostática y marcador sobre vidrio
medidas variables
2012

La obra Sin título, de Susana Aguirre, es una obra que opera tanto en el plano semántico como en el sintáctico, aunque se podría decir que se carga más hacía lo sintáctico debido, en primer lugar, a que dicha obra tiende a la abstracción y, en segundo lugar, a que toda su obra parte del concepto de ‘metamorfosis’, el cual se basa principalmente en las formas y recae en el ámbito de sintáctico. El número de elementos que utiliza Susana en esta obra es reducido, por un lado encontramos la mancha acromática, y por el otro, se encuentra la línea unida al color, en juego de los tres primarios y el negro.. En cuanto al planteamiento acromático unido a la mancha, estos sirven para presentar un signo icónico, a saber, un rostro, que aunque aparece de modo bastante sintético, no ha perdido su iconicidad y se reconoce como un rostro. Del otro lado de la pieza, donde aparece la línea unida al cromatismo, los elementos fungen como signos meramente plásticos. Ahora bien, pienso que, aunque la pieza tiende a la abstracción, se mantiene en el ámbito de la representación, debido sobre todo por la manera en que es abordada en la pieza la idea de ‘metamorfosis’. El modo en que ésta es llevada a la pieza es mediante la alteración ─a nivel formal─ de una forma en particular. Aquí Susana retoma el contorno de las manchas blancas que aparecen en la imagen del autorretrato, las gira sobre la vertical a modo de espejo, hace la marca de dicho contorno sobre una hoja de vidrio ─ocho veces, dos por cada color primario y dos también para el negro─, yuxtapone estas ocho hojas de vidrio y las desfasa girando sobre su centro hacia la derecha. Al hacer esto, ir desplazando las hojas yuxtapuestas, se crea una ligera sensación visual de movimiento, al tiempo que transmite una idea de ‘transformación’. Así, y debido a que la idea de ‘metamorfosis’ es llevada solamente al ámbito formal de obra, es que pienso que la obra queda anclada en el ámbito representacional, cosa que se evitaría si dicha idea fuera llevada al ámbito conceptual de la obra.

    

En cuanto a las categorías axiológicas, esta obra se aborda, por un lado la categoría tímica presentando una marcada inclinación hacia lo eufórico, también se le puede ubicar dentro de la categoría estética debido a que se mueve sobre ciertos ejes característicos de dicha categoría y, en tercer lugar, trabaja sobre la categoría morfológica. Ésta última, pienso, se presenta de modo muy marcado en esta obra ─así como en las demás que ha presentado Susana a lo largo del semestre─, debido principalmente a su interés en la idea de metamorfosis y su manera de abordar dicha idea. En cuanto a lo que la obra pretende provocar, pienso que la intención de provocar una experiencia sensible es muy marcada, aunque no por eso se debería descartar el hecho de que también desencadena un proceso interpretativo, pero no creo que éste sea su móvil central. Así, en un primer momento produce en el espectador una respuesta estética, y posteriormente una respuesta teórica o cognoscitiva. Por otro lado, el punto de catástrofe de esta obra se puede ubicar en la yuxtaposición de los ocho contornos coloreados, aunque pienso que es un punto de catástrofe momentáneo, ya que desaparece en el momento que el espectador se da cuenta de la relación que mantienen las dos caras de la obra. Mientras que el código de acceso, o elemento de seducción, se encuentra en la construcción de la obra a partir de la yuxtaposición desfasada de diversas hojas de vidrio.

 

 Finalmente, que esta obra tiene dos aspectos importantes y que me gustaría resaltar. En primer lugar, debido a su construcción en base a la yuxtaposición de hojas de vidrio, deconstruye el espacio tradicional de la pintura. Y, pienso, que de todas las obras que ha presentado Susana ésta es la que más explota ese aspecto. Frente al cierto espacio de la pintura, como tradicionalmente se entiende ─esto es, plano─, la obra de Susana se nos presenta como un expansión del espacio pictórico. Esto aunado al hecho de que la obra trabaja sobre dos caras, algo así como un anverso y un reverso, hace difícil su ubicación dentro del campo de las imágenes planas y juega con el linde entre pintura y arte objeto. El segundo aspecto que quiero resaltar se encuentra en el autorretrato que nos presenta la obra. Aquí nos encontramos con una imagen que fue manipulada digitalmente y luego impresa por medios electromecánicos. Este elemento, pienso, toca a su vez dos puntos importantes. Por un lado, incluye y muestra de manera abierta las nuevas tecnologías de manipulación de la imagen. Por el otro lado, al ser una imagen producida por medios no manuales, hace que la obra entre en el ámbito de ciertas obras de arte que utilizan dichos recursos para cuestionar ciertos supuestos sobre los que se apuntala la idea de arte proveniente de la modernidad, supuestos como el de estilo, expresión, originalidad, y las características sine qua non de la obra de arte moderna como pueden ser la impronta del artista, la gestualidad y la plasticidad de los materiales.