miércoles, 9 de enero de 2013

Sobre la obra de Cristina López Casas

Por Jorge A. Palos Rodríguez



Estoy en una encrucijada.
El viaje, título de esta pieza permite elegir alguno, proponiendo visualmente diversos.
La certeza, la metamorfosis.
Bitácora del capitán.
Primer intento de viaje.
Cerca de la supernova de tipo II, resultado de la imposibilidad de producir energía una vez
que la estrella ha alcanzado el equilibrio estadístico nuclear con un núcleo denso de hierro
y níquel.
Dos figuras humanas que se encuentran de espaldas dividen la composición general de la
imagen. Su contraste por color, tratamiento pictórico permite una diferencia sutil entre
ambas, sin embargo, su disposición en forma de semicírculo cada una hacia su respectivo
lado de la imagen, añade cierto dinamismo.
Una línea de horizonte permite, visualmente la entrada a la composición, en donde la
figura de la izquierda, de gorro verde, ojos cerrados, dislocaciones físicas en hombro,
manos, cadera y pierna es representada montada sobre una gallina, el plumaje a su vez
parece mutar en lo que aparentan ser dedos, quizá los mismos que están ocultos por este
plumaje. Esta figura tiene un tratamiento de color que va de los ocres de baja intensidad,
con ciertos acentos en verde y rojo para representar los volúmenes de los cuerpos. La
gallina o en este caso para tener más certeza “ave” está elaborada a partir de una amplia
gama de tonos grises, que en partes sugieren plumas, o como se mencionó en otras,
“dedos”.
Mientras que la figura de la derecha, usando un antifaz y sentada, muta a través de su
tratamiento en una escala de rojos, en dos distintos elementos. El primero su cabellera
parece poco a poco a transformarse en rostros de búhos o alguna lechuza, estos rostros a
su vez cambian de color de rojo a un verde oscuro. El segundo elemento, la piernas de la
figura parecen mutar en raíces de algún tubérculo y estas a su vez en dos pequeñas
figuras con rasgos de pitecantropus erectus, que en sus matices inician a partir de rojos
hasta su contraste en algunos verdes que surgen de la combinación de los anteriores
provocando en su micro-composición, una versatilidad de ritmos.
En la supernova de tipo II-P, los elementos ya no pueden fusionarse para dar más
energía, sino que requieren energía para fusionarse en elementos más pesados. La
barrera de potencial de sus núcleos es demasiado fuerte para que la fusión sea rentable
por lo que ese núcleo estelar inerte deja de sostenerse a sí mismo y a las capas que
están por encima de él.
Bitácora del capitán.
Segundo intento de viaje.
En los límites de la supernova tipo Ia, se observa que estas son carentes de helio y
presentan una línea de silicio en el espectro; con la alta probabilidad de ser el resultado
de la acreción de masa de una enana blanca de carbón-oxígeno desde una estrella
compañera, generalmente una gigante roja. Esto puede suceder en sistemas estelares
binarios muy cercanos.
La imagen sugiere el movimiento constante de elementos que devienen en otros,
relacionados y quizá seleccionados por un impulso personal e íntimo que funciona a partir
de la elaboración de metáforas sobre una percepción e intuición de ese escarbar interno,
automatismo. Ecos que provienen del surrealismo de Max Ernst, Remedios Varo, Roberto
Matta, quizá los más notorios, sin embargo, la exploración particular que se realiza sobre
esta forma de proceder en la imaginación personal, es articular un andamiaje
condicionado por la fantasía y por decisiones, a veces “consientes” que circulan desde la
arbitrariedad a la específica selección de elementos, en busca de no una narrativa, sino
de una propuesta que representa, referencia, síntomas de alguna actividad interna.
No se sabe, y quizá no importe el porque de algún elemento, al final los porqués, no son
útiles en la disección de este estilo de pintar, de representar, pienso que ni la disección es
necesaria, la imagen propone un juego, una baraja de elementos para combinarse, es una
oportunidad de imaginar, no de ser práctico, es una oportunidad de perderse, de fantasear
si se tiene el interés, la habilidad y si existiera un final, de encontrase a sí mismo.
Al salir del perímetro de la supernova tipo Ia, escribí que ambas estrellas tienen la misma
edad y que los modelos indican que casi siempre tendrán una masa semejante. Si parte
de la envoltura de la gigante roja, que siempre esta tendiendo a aumentar de volumen,
invade el lóbulo de la enana blanca, será atraída por ésta, hasta su desaparición.
Bitácora del capitán.
Tercer intento de viaje.
Observando por el retrovisor los espectros de una supernova del tipo Ib y Ic, me percaté
que no muestran la línea de silicio presente en la supernova de tipo Ia, por lo que
sospecho, después de múltiples estudios que en este momento no compartiré, que las de
tipo b y c, están al final de su vida.
El viaje, podría indicar varias cosas, pero el traslado y movimiento de determinado lugar a
otro o el hecho de planearlo presupone una idea de no estar en el lugar en que se
encuentra ahora, aunque por instantes sea imaginario. ¿Es acaso una negación del lugar,
más acá de la negación de la realidad?. La imagen sugiere un viaje con el ave a ciegas,
un ave con alas contenidas por la pierna de nuestra piloto. Imposibilidad de vuelo, ansia
de salir de donde se encuentra.
La figura tiene un viaje quizá más trascendental, posiblemente de no lugar como figura de
oposición, el color puede sugerir fuego, el fuego modifica el estado de la materia, en
algunas culturas puede purificar. De esta figura “en llamas” acechada por rostros de
lechuzas o búhos, nacen o renacen dos figuras más, parece la teoría del viaje entre
estados de la materia, quizá esta figura será consumida por el fuego para que el par, que
salen de esta, resurjan.
En este caso, la estrella compañera puede ayudar a desligar gravitatoriamente el gas de
la envoltura de la otra estrella. En casos extremos, puede quedar expuesto el núcleo de
carbono, y este sería el escenario de una supernova Ic. Este proceso de explosión es el
mismo que el de las supernovas de colapso gravitatorio, las de tipo II.