sábado, 4 de junio de 2011

“LA HORA DE LOS PERVERSOS” sobre la obra de Mauricio Zárate

por Gloria Elena Rodríguez Rivera




En la vida humana...la violencia sexual abre una herida. George Bataille


Al adentrarse en la obra de Mauricio, nos topamos con escenas donde los personajes tienen contenidos en sí mismos, simbolismos expuestos herméticamente y su acceso a ellos requiere un acercamiento más íntimo con el autor.
El punto de partida de su trabajo, está ligado a una serie de experiencias que se desarrollaron durante su infancia, las cuales han sido detonantes de una vasta obra dentro del terreno de la pintura y del dibujo.
En su trabajo hay una necesidad expresiva y para ello hace uso de símbolos personales, los cuales al proyectarlos sabe mantenerlos en el misterio, así mismo toma como recurso estético lo grotesco, para lograr así una diálogo con el espectador.
En la obra titulada “la hora de los perversos”, utiliza el recurso del dibujo, el cual le permite mayor libertad expresiva en el tratamiento de sus personajes ya que al estilizarlos, basándose en el estudio de lo anormal y tomando sus referentes de la realidad inmediata, los transforma en seres toscos mediante la decantación de las imágenes hasta llegar a su representación final.
En este trabajo es posible apreciar la destreza en la línea de su dibujo, donde el autor comenta que no hace esbozo preparatorio y que cada uno de los que realiza han de tener un margen que delimite el contenido de sus formas.
La estilización de los personajes le permite hacer énfasis en el dramatismo y en la gestualidad de los rostros de sus personajes, los cuales contienen una carga simbólica.
El espacio donde se encuentran los ocho personajes, se divide en dos, en el plano superior donde se ubica un solo personaje que abarca gran parte del espacio; y el plano inferior donde se encuentran los siete personajes restantes, donde seis de ellos están en grupo y solo uno de ellos, el que recibe el reloj se localiza separado de los demás en la parte inferior izquierda del margen de la imagen.
El simbolismo que maneja el autor no solo está compuesto por los extraños personajes sino también por elementos sexuales como falos, vaginas, anos, ojos y cráneos delicadamente dibujados, que en este caso ocupan gran parte del cuerpo-rata que flota sobre los personajes.
En su cabeza porta una Mitra; símbolo papal, el cual alude al pensamiento religioso y de este ornamento brotan gusanos, que representan la ideas mezquinas y los pensamientos impíos y que caen sobre los personajes.
La santidad y las ideas sagradas que son parte del ideal de la imagen religiosa del Santo Padre, son distorsionadas en esta imagen, incluso la cruz que adorna la mitra la coloca inversa haciendo patente que la maldad reina.
Ahora bien, los personajes que se encuentran abajo, algunos con los ojos cerrados y rostros infantiles, otros con los ojos semi abiertos pero con la mirada desviada, pertenecen al mundo de los decadentes y tiranizados, su ubicación en la parte inferior de la imagen confirman no solo su posición visual sino también simbólica.
En este espacio inferior de la imagen, se encuentra un personaje con la boca abierta recibiendo un reloj despertador que marca las tres, la hora de los perversos, esta figura tiene un significado personal para el autor y por lo mismo es la que enlaza los dos planos en el espacio del dibujo.
En esta obra onírica es posible apreciar parte del imaginario de Mauricio, donde las experiencias que ha tenido se cristalizan en imágenes con gran contenido de significados, que al descifrarlos nos abre la puerta a la reflexión sobre la violencia y las crisis que está provoca en el ser que ha sido transgredido, la forma de representación de las imágenes es la manera en la que el autor encausa estos eventos, los cuales irónicamente son la motivación de gran parte de su obra que está en constante creación.

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